Quien fuera rey de los francos y fundador de un imperio que se prolongaría casi hasta el desenlace de la Primera Guerra Mundial, cuyo inicio se conmemora también este año, murió en su palacio de Aquisgrán hace ahora 1200 años. Fue coronado como «emperador de los romanos» el día de Navidad del año 800 por el Papa León III. Para expandir y mantener este imperio tuvo que guerrear toda su vida contra enemigos interiores y exteriores. Una de las gestas más conocidas es la protagonizada por su sobrino Roldán, sorprendido por los gascones en los desfiladeros de Roncesvalles. Este episodio histórico fue mitificado en una de las obras literarias más divulgadas de la Edad Media, «La Chanson de Roland». La conmemoración de este aniversario de la muerte de Carlomagno es una buena ocasión para volver a su lectura.
Una nueva mirada a la chanson de roland
La «Chanson de Roland», la más antigua y la más bella de las epopeyas heroicas francesas, recoge los acontecimientos de un hecho histórico del siglo VIII, la muerte del caballero Roldán, sobrino de Carlomagno, en los desfiladeros de Roncesvalles. El cantar convierte a los vascos o gascones atacantes en sarracenos, con el fin de simbolizar la lucha de la cristiandad contra el islam, representado aquí por el Rey Marsil, soberano de Zaragoza. La ayuda de Dios es decisiva para la victoria de los cristianos, que encarnan la justicia y la razón.
Traición, muerte, venganza, justicia
Conviene resumir en pocas palabras el desarrollo de la gesta: Roldán, sobrino de Carlomagno, es traicionado por su padrastro Ganelón, quien advierte al rey moro Marsil de la debilidad de las tropas de Roldán y sus doce pares, encargados de cerrar la retaguardia de Carlomagno. A pesar de que los sarracenos son obligados a huir después de una encarnizada batalla, Roldán muere víctima del enfrentamiento, después de negarse a solicitar la ayuda de Carlomagno. Cuando lo hace, ya tarde, el emperador toma venganza sobre las tropas de Baligán, llegado de Babilonia para sustituir al rey Marsil, gravemente herido en la contienda. La victoria de Carlomagno sobre los infieles es total, hasta el punto de tomar Zaragoza, expulsar a sus moradores y convertir al cristianismo a los súbditos de Marsil. El cantar termina con la ejecución del traidor Ganelón después de un duelo o juicio de Dios entre Pinabel, partidario del indulto, y Terrín, quien piensa que debe pagar sus culpas.Divulgada por trovadores y juglares, el objetivo de la narración era influir en los creyentes acerca de la intervención de fuerzas sobrenaturales en favor de los objetivos de la cristiandad, y convencer a los caballeros sobre la protección divina de que gozaban quienes luchaban por una causa justa. La «Chanson...» está dotada también de un aura de cruzada, ya que el objetivo de la lucha de Carlomagno, más allá de vengar la muerte de Roldán, era la de convertir a los infieles. De ahí que la narración se utilizase también como un elemento de propaganda para el reclutamiento de voluntarios en las cruzadas que se organizaron para rescatar los santos lugares, en manos de los musulmanes en los años en que la «Chanson...» se divulgaba por territorios cristianos (se cantó por toda Europa al menos desde el año 1000, aunque la versión definitiva fue redactada entre 1087 y 1095).
Nuevas lecturas
Un reciente libro de Jaume Vallcorba, Lectura de la 'Chanson de Roland' (Acantilado) añade nuevas interpretaciones a las ya clásicas del texto original, a saber: la lucha de la Cristiandad contra el Islam, el Bien contra el Mal y el paralelismo entre Cristo (Roldán) y Judas (Ganelón). Vallcorba identifica también el sacrificio de Roldán con el episodio bíblico de Abraham-Isaac y, sobre todo, con la pasión y muerte de Cristo, reuniendo de este modo acontecimientos de los testamentos Antiguo y Nuevo.
Carlomagno-Abraham es consciente de la futura muerte de Roldán-Isaac cuando acepta que sea él quien cubra su retaguardia, ya que el emperador conoce, a través de sueños y revelaciones, la traición y la suerte que espera a su sobrino. Asimismo, tampoco Roldán parece querer evitar su sacrificio ya que, antes de comenzar el enfrentamiento en el que perderá la vida, se niega por tres veces a hacer sonar el cuerno para pedir ayuda a Carlomagno.
El sacrificio de Roldán se presenta como una pasión libremente aceptada, que adopta además un tono de redención, lo que lleva a identificarla también con la pasión de Cristo: los argumentos son los de que un vasallo debe sufrir por su señor. La «Chanson...» habla también de extraños fenómenos meteorológicos desatados a la muerte de Roldán: tormenta de truenos y de viento, lluvias y granizo, rayos, un terremoto, grandes tinieblas en pleno mediodía... fenómenos que reproducen con mucha aproximación los narrados en los Evangelios de Mateo y Lucas en el momento de la muerte de Cristo (también la agonía de Roldán mantiene un paralelismo con la de Cristo en la cruz). La reacción de Carlomagno ante la muerte de Roldán va a suponer no sólo una victoria militar sino la conversión al cristianismo de todo un pueblo. Como en la Pasión de Cristo, el sacrificio de Roldán representa también una victoria de la cristiandad, esta vez sobre el islam.
El número 7
En esta Lectura de la 'Chanson de Roland' Jaume Vallcorba profundiza en otro de los aspectos apenas apuntados en otros estudios, el de la utilización del número cabalístico siete como símbolo a lo largo del poema. En él se dice que Carlomagno estuvo siete años en España (la realidad histórica señala que únicamente fueron tres meses los que el emperador pasó en su Marca Hispánica). Los hechos de la «Chanson...» duran exactamente siete días, y la jornada decisiva, la de la muerte de Roldán, se sitúa en el cuarto día, exactamente en la mitad de la duración total, como eje sobre el que giran las partes primera segunda. Estos dos periodos regidos por el número siete introducen la gesta en un espacio alejado del realismo y proyectado hacia el terreno de lo mítico. Ambos periodos míticos se sitúan en paralelo y se proyectan sobre una realidad también paralela. En el cantar, el último día se hace coincidir con la fiesta de San Silvestre, es decir, el día final del año, en el que además se celebra un juicio, que se podría identificar con el juicio final.
Para quienes no conocen el texto original, es recomendable iniciar la lectura de este libro en la página 139, que reproduce en su integridad todas las tiradas del cantar de gesta, para abordar después, con mayor conocimiento, los argumentos expuestos brillantemente por Jaume Vallcorba.