Las 85 personas más ricas del planeta tienen lo mismo que la mitad más pobre de la humanidad. Esta apabullante cifra es una de las que revela el informe sobre la desigualdad que ha hecho público Oxfam. Estas 85 personas ganan casi medio millón de dólares al minuto, unos ingresos que agigantan las diferencias en el mundo. La misma crisis que ha empobrecido a gran parte de la población, ha duplicado desde 2008 el número de milmillonarios.
«Ha habido una lucha de clases durante los últimos 20 años y la mía ha ganado». Oxfam recuerda esta declaración Warren Buffet, la cuarta persona más enriquecida del mundo. «Las consecuencias son destructivas para todo el mundo. La desigualdad extrema corrompe la política, frena el crecimiento y reduce la movilidad social. Además, fomenta la delincuencia e incluso los conflictos violentos. Desaprovecha el talento y el potencial de las personas y debilita los cimientos de la sociedad», recoge el informe, titulado 'Iguales: Acabemos con la desigualdad extrema. Es hora de cambiar las reglas'.
Los ejemplos reflejados en la investigación son clarificadores: Si Bill Gates quisiera utilizar toda su riqueza y se gastase un millón de dólares al día, necesitaría 218 años para acabar con su fortuna. Pero hay más: en realidad nunca se quedaría sin dinero porque incluso si obtuviese un rendimiento modesto por su riqueza, inferior al 2 por ciento, ganaría 4,2 millones de dólares al día sólo en concepto de intereses. En el ámbito macroeconómico, la desigualdad en Sudáfrica es mayor ahora que al final del Apartheid. La situación no es exclusiva de una de las economías más grandes de África, donde 7 de cada 10 personas viven en un país en el que la desigualdad entre ricos y pobres es mayor ahora que hace 30 años.
Según Oxfam, las tendencias de las rentas y la riqueza corroboran que la distancia entre ricos y pobres es más amplia que nunca y que sigue aumentando, mientras que el poder está cada vez más en manos de las elites. La organización internacional matiza: «Es necesario un cierto grado de desigualdad para premiar el talento, las capacidades y la voluntad de innovar y de asumir riesgos empresariales. Sin embargo, la actual desigualdad económica extrema debilita el crecimiento y el progreso y no da lugar a una inversión en el potencial y las capacidades de cientos de millones de personas».
La brecha no es sólo económica sino también de género. Son los hombres los que tienen más presencia en los niveles altos de ingresos y ostentan más puestos de representación. Un dato: sólo hay tres mujeres entre las 30 personas más ricas del mundo.
Los impuestos, la solución
Los cálculos de Oxfam indican que hay soluciones al problema de la desigualdad en el mundo: si justo después de la crisis financiera se hubiese aplicado un impuesto de apenas el 1,5 por ciento sobre la riqueza de las personas con una fortuna superior a los mil millones de dólares, se podrían haber salvado 23 millones de vidas en los 49 países más pobres del mundo, proporcionándoles dinero para invertir en atención sanitaria. Y añade que tanto el número de milmillonarios como su riqueza conjunta se han incrementado tan rápidamente que, en 2014, un impuesto del 1,5 por ciento podría subsanar el déficit anual de financiación para poder escolarizar a todos los menores y proporcionar atención sanitaria en esos países.
Los males de la desigualdad también han sido denunciados recientemente por el francés Thomas Piketty en el libro 'El Capital en el siglo XXI', que ha despertado una gran polémica. El economista subraya el contraste entre el lento crecimiento de los ingresos de la mayoría de la población y el espectacular ascenso de las rentas de las clases altas. Recientemente, expertos del Fondo Monetario Internacional (FMI) han documentado que la desigualdad económica ha contribuido a provocar la crisis financiera mundial. De hecho, el FMI ha reconocido que no se logrará erradicar la pobreza en los países africanos hasta el año 2075, si no se reduce la desigualdad de ingresos.
Entre las causas de esta desigualdad está el «fundamentalismo de mercado», por lo que se solicitan medidas correctoras dentro del sistema. «Uno de los defectos del fundamentalismo de mercado es que nunca prestó atención a la distribución de los ingresos, ni a la idea de una sociedad buena o justa», ha afirmado Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía. Otra de las causas apuntadas es «la excesiva influencia de las elites en la política, las ideas, las instituciones y el debate público, lo que utilizan para garantizar que se protejan sus propios intereses en lugar de defender los de la sociedad en su conjunto. Esto ha provocado que, en demasiadas ocasiones, los Gobiernos fallen a sus ciudadanos».
Los datos de España
Con todos estos elementos, el informe concluye que «quienes tienen dinero pueden utilizarlo para comprar poder y manipular en su favor las leyes, normativas y políticas, generando una espiral de aumento de la desigualdad económica. Los políticos e instituciones que deberían representar a los ciudadanos y controlar la desigualdad están sin embargo influidos por los ricos y poderosos, dando lugar a políticas y medidas que incrementan aún más las diferencias entre ricos y pobres».
Un trabajo digno, derechos laborales y una reforma fiscal que incluya un impuesto sobre el patrimonio de los más ricos son tres de los pasos indicados por Oxfam para erradicar este grave problema de la desigualdad.
Además de varios estudios de caso, el informe de Oxfam ofrece datos de la situación del Estado español, donde las 20 personas más ricas poseen tanto como el 30 por ciento más pobre; es decir, una veintena posee lo mismo que 14 millones. Tres españoles acumulan una riqueza que es más del doble que la de más de 9 millones de personas. Y la tendencia va en aumento, pues en el último año estas 20 personas han incrementado su fortuna en 15.450 millones de dólares (más de 1,7 millones por hora), acumulando una riqueza de 115.400 millones de dólares.