Las inspecciones continúan en Tihange 2 y Doel 3, pero las grietas detectadas (8.000 fisuras de unos 2 centímetros en Doel 3), podrían determinar que estas dos centrales no abran más sus puertas. Por el momento permanecerán desconectadas hasta la primavera, tiempo en que se espera que las investigaciones hayan concluido.
El reactor Tihange 2, situado al sur del país se cerró para la inspección en septiembre de 2012 y las pruebas continúan en los tanques, pero los resultados provisionales muestran que las estructuras se han debilitado considerablemente.
La producción en Doel 3, se detuvo por primera vez en 2012 por indicios de grietas. Tras la reapertura en mayo de 2013, el pasado marzo, se detuvo de nuevo la actividad después de que los inspectores descubrieran irregularidades en la fuerza de los tanques.
La decisión del organismo regulador de la industria belga (FANC), que obligó a Electrabel -que gestiona las dos centrales- a cerrar el reactor Doel 3 en 2012 por seguridad, planteó ya en esa fecha la posibilidad de echar el cierre definitivamente al reactor, que lleva más de 30 años en funcionamiento. Otro reactor, el Doel 4, también se ha cerrado temporalmente debido a daños en su turbina.
Ante esta sucesión de cierres, la capacidad nuclear de Bélgica se encuentra actualmente mermada a la mitad, lo que podría suponer problemas en el suministro de energía para el país durante el próximo invierno.
20 reactores podrían tener los mismos problemas
La misma empresa holandesa («Rotterdam Droogdok Maatschappij»), que fabricó las vasijas de estos dos reactores belgas, ahora cerrados, también suministró el mismo material a otros 20 reactores.
El director general de la Agencia Federal Nuclear belga (AFNB), Willy De Roovere, ya ha pedido el cierre «permanente» de estos veinte reactores nucleares, entre ellos los españoles: Garoña (en Burgos) y Cofrentes (en Valencia), otra decena se encuentra en Estados Unidos y el resto en Europa: dos en Holanda, dos en Alemania, uno en Suecia y dos en Suiza.
«Estas centrales tienen que cerrar de forma permanente si encontramos fisuras serias. Esperamos que todos estos países lleven a cabo inspecciones, especialmente si descubrimos que también hay fisuras en Tihange», ha explicado De Roovere.
La Comisión Europea también espera que los diferentes países realicen inspecciones en sus reactores y ha prometido «extraer las lecciones» a partir de los problemas detectados en Doel 3.
De momento, en España, el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) sólo ha pedido que se revise la vasija de la central nuclear de Garoña (que está cerrada desde hace casi dos años por problemas económicos) pero no ha adoptado ninguna decisión sobre el reactor de Cofrentes, en Valencia, que sigue funcionando.
La situación nuclear en Europa
En 2011 la media de edad de las centrales nucleares europeas era de 26 años. Más de una tercera parte del parque -165 reactores- tenían más de 30 años y 12 de ellos habían excedido los 40 años en funcionamiento (entre ellos la central española de Garoña). Actualmente, la definición de la vida útil de una central es el principal debate que existe dentro del sector nuclear donde existen varias posturas.
En Estados Unidos se están concediendo licencias de 60 años de funcionamiento a muchas centrales, mientras que en Alemania se han cerrado las centrales con más de 30 años de antigüedad. La media de edad a la que se ha desconectado la mayoría de centrales ha sido de 22 años.
La crisis nuclear en la planta de Fukushima en Japón después del terremoto y el tsunami en 2011 han generado muchos debates políticos en casi todos los países que utilizan energía nuclear.
Alemania tiene previsto cerrar todas las plantas nucleares de energía del país en 2022. En semejante línea anda Suiza, que detendrá en 2019 la central Biznau I, que lleva 42 años funcionando. A esta planta le seguirán Biznau II y Mühleberg, construidas en 1971 y 1972, que serán desmanteladas en 2022. La planta de Gosgen se desconectará siete años más tarde y, por último, la de Libstadt cerrará en 2034. Italia, decidió mediante referéndum en 1987, abandonar la energía nuclear.
Para el caso que nos ocupa, en Bélgica, el gobierno logró en diciembre de 2002 la aprobación de una ley para abandonar la energía nuclear que iría cerrando escalonadamente centrales una vez que hubieran transcurrido 40 años desde que entraron en operación y prohibía expresamente la construcción de nuevas instalaciones.
La decisión implica que los cierres se iniciarían en 2014 y terminarían en 2025, debiendo hacerlo en 2015 el complejo nuclear de Doel, y un reactor de Tihange, y el resto progresivamente.
En octubre de 2009, el nuevo gobierno conservador belga, anunció su decisión de ampliar diez años más (de 2015 a 2025) la vida de los tres reactores más antiguos con el pretexto de protejerse contra posibles problemas de suministro y cuestiones de costes.
El resto del parque nuclear se iría cerrando al cumplir los 40 años y a cambio las compañías productoras de electricidad nuclear, principalmente la eléctrica belga Electrabel, tendrían que aportar a las arcas públicas entre 215 y 245 millones de euros anuales desde 2010 a 2014. Las cantidades exactas a pagar se establecerán en función de los costes de producción y de los precios del mercado.