La policía checa ha confiscado unos cinco mil litros de alcohol , sobre todo, vodka y ron y el ministerio de Salud pide a la población que no consuma bebidas de origen incierto ni de botellas mal selladas. La prohibición de venta se extiende a tiendas, bares y discotecas y podría mantenerse durante semanas, mientras no se conozca el foco de la adulteración del alcohol.
Las primeras intoxicaciones se dieron a conocer a principios de mes y han aumentado durante el fin de semana en la República Checa. Además de los 20 fallecidos, hay otras treinta personas hospitalizadas. El alcohol adulterado se ha extendido rápidamente a otros países. En Polonia se ha confirmado la muerte de cinco personas y hay otros cuatro afectados. En Eslovaquia, también cuatro personas han tenido que ser ingresadas y se recomienda que no se compre alcohol checo por internet.
Según las autoridades sanitarias, el consumo de alcohol adulterado con metanol provoca mareos y náuseas y puede producir ceguera y, como se ha comprobado, la muerte. El gobierno de Noruega ha enviado a Praga dosis de un antídoto llamado fomepizol. Knut Erik Hovda, experto del Centro Nuclear, Biológico y Químico de Oslo, asegura que si las víctimas son tratadas a tiempo tienen muchas posibilidades de sobrevivir.
No hay pistas hasta el momento sobre el origen de la adulteración. La prensa checa habla de una red de contrabandistas e informa de la detención de diez personas. Sin embargo, según la Unión Checa de Productores de Licores, una quinta parte de las bebidas consumidas eran de origen legal.
El temor es que la severa prohibición establecida en la República Checa pueda alentar el mercado negro. El alcohol es un elemento de identidad nacional en un país que, según la Organización Mundial de la Salud, es el segundo consumidor del mundo.