El 97 por ciento de las monedas retiradas se detectaron en la zona euro aunque una parte importante de las falsificaciones, que no se pueden decomisar, llega a países de África o Oriente Medio, donde es fácil de colocarlos porque no los conocen bien en los bancos, y se cambien por moneda local, o como en Colombia donde se cambian por droga. Los países en los que circulan más billetes falsos son Italia, Francia y España.
Hace 4 años, durante el primer semestre, se retiraron 413.000 billetes falsos. El Eurosistema (BCE y los 17 bancos centrales nacionales) recomiendan a los ciudadanos que controlen los billetes que reciben en las operaciones en efectivo y en caso de duda o de sospechar que se ha recibido una moneda falsa deben llevarlos a la policía. En los últimos meses ha disminuido la proporción de billetes falsos de 20 euros y ha aumentado la de 50. Los billetes menos falsificados son los de 5 euros y los de 500.
Se calcula que hay unos 14.000 millones de euros en el mercado, de los que 25 millones son fraudulentos. Europol cree que la cantidad de euros que no se puede controlar es muy superior. Este organismo policial de lucha contra la criminalidad organizada sigue muy de cerca a una población próxima a Nápoles, Giugliano, considerada el paraíso de la falsificación de monedas.
Situada en la región de la Campania, se ha convertido no sólo en el paraiso de los cielos soleados, de la mozzarella o de la Camorra, sino también en la capital de los euros falsos. En 2002 se calcula que las imprentas ilegales de la zona imprimieron unos 5 millones de billetes falsos con un valor de 300 millones de euros. Su especialidad son los de 20 euros, tan bien copiados que incluso es difícil de descubrir para los responsables del Banco Central Europeo.
El «Napoli Group» gana 100.000 euros verdaderos por cada millón de falsos que pone en el mercado, siguiendo un sistema similar al de los narcotraficantes, que prefieren los billetes de 500 para blanquear dinero.