El informe, que se realiza cada 4 años para orientar la toma de decisiones de los presidentes estadounidenses coincidiendo con el inicio de la presidencia, ha identificado algunos «puntos negros». Han analizado esos «black swan» que podrían causar un «terremoto político-social», como el colapso de la Unión Europea o una pandemia, pero los analistas no creen que eso pase, ni que se pueda producir una Tercera Guerra Mundial.
También se apunta a que ningún país será capaz de mantener un liderazgo en solitario, pero será difícil que varios estados compartan la hegemonía mundial como un sólo grupo. En ese sentido se apunta que «serán necesarios más actores políticos para resolver los principales desafíos transnacionales, lo que complicará la toma de decisiones».
El presidente del NIC (Consejo Nacional de Inteligencia), Christopher Kojm, ha dicho que «estamos en un momento crítico en la historia de la humanidad, que podría llevarnos a grandes contrastes». En muy pocos años los cambios sociales van a ser comparables a la Revolución Francesa y la era industrial, pero a «un ritmo más dramático». India y China, principalmente, van a hacer esos pasos históricos que en Europa duraron 150 años en sólo 15 años. Asia volverá a tener el poder que tuvo hace 1.500 años.
Según el informe, los países asiáticos superarán a Estados Unidos y Europa en poder, tamaño de sus economías, y capacidad militar, su inversión tecnológica y el aumento de sus poblaciones. Las ciudades tendrán un mayor poder de decisión y «jugarán un papel importante en la gobernanza».
Gran parte del informe 2030 destaca los avances potencialmente positivos. Una población mundial más sana, más educada y próspera, y con una mayor participación en la vida democrática. En ese mundo feliz que proyectan las agencias de inteligencia estadounidense, se señalan algunos problemas. El terrorismo persistirá pero probablemente será más letal, produciendo un menor número de víctimas civiles y más trastornos económicos. Kojm señala que los analistas creen que los yihadistas y los islamistas radicales han «agotado» su sistema.
Aumenta, sin embargo, la capacidad de las personas para hacer daño individualmente, debido en gran medida a la introducción de nuevos medios y tecnologías. «El acceso a las tecnologías letales y perjudiciales permite a personas expertas en cibersistemas, venderse al mejor postor», ha dicho Kojm.
A los analistas les ha sorprendido la rapidez con que se han desarrollado ciertos cambios en el mundo, según ellos, previstos, pero no a la celeridad en que se han producido. Eso es lo que les ha pasado con las primaveras árabes, la ascendencia china, la democratización de Oriente Medio y los países del norte de África. «Sabíamos que China estaba aumentando, pero hemos subestimado la rapidez con la que lo está haciendo», ha apuntado Matthew Burrows, director de la Unidad de Análisis de NIC.
Ante las críticas por un informe relativamente positivo, Burrows ha señalado que seguirán los conflictos por los recursos, advierten del peligro de una guerra nuclear y del estancamiento político global. En ese sentido uno de los mayores problemas que pueden acabar en conflictos es el acceso a las fuentes de alimentos, agua y energía. Algo nada nuevo.