«No hay una receta única para lograr que seamos rentables, pero estamos en la fase experimental, apostando por varias opciones», como la producción de libros y las conferencias de periodismo», dice Carlos Dada, director del periódico digital El Faro, de El Salvador.
Dada emprendió la odisea del medio propio, junto a Jorge Simán, varios años antes de la revolución
El esfuerzo ha tenido varios reconocimientos, como el Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación, que entregaron el 14 de este mes el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) y Transparencia Internacional.
El premio fue para la serie de investigación que reveló el pacto secreto entre el gobierno de El Salvador y los líderes de las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18 para acabar con la violencia a cambio de beneficios penitenciarios para una treintena de jefes de esos grupos delictivos.
Pero El Faro no es un «medio que se pueda repetir» en términos financieros, nos dice Dada . En sus primeros siete años, «no cobramos ni un centavo», añadió con la emoción de quien puede comprobar que la perseverancia tiene su recompensa.
Como él, otros periodistas destacados han creado una decena de medios independientes en formato digital para continuar vigilando el poder en América Latina, mientras que los espacios de investigación se reducen cada vez más en los medios de comunicación tradicionales.
En junio, varios de estos medios independientes formaron una alianza en Buenos Aires para reforzar la calidad del periodismo, la cooperación mutua y la búsqueda de nuevas fuentes de ingresos.
El Faro, el Centro de Investigación Periodística (Ciper), de Chile; IDL-Reporteros, de Perú; La Silla Vacía, de Colombia; Agência Pública, de Brasil; Animal Político, de México; Plaza Pública, de Guatemala; El Puercoespín, de Argentina son algunos de los medios de esa alianza.
Este año, el Ciper obtuvo una mención de honor por una serie de reportajes que expusieron cómo se lucran las universidades privadas de Chile. Lo mismo sucedió con las investigaciones de Verdad Abierta sobre las injusticias cometidas en la devolución de millones de hectáreas a las víctimas de la violencia en Colombia.
Esta entrega de premios se celebró en Río de Janeiro como parte de un encuentro de más de 1.000 periodistas, entre el 12 y el 15 de octubre, en la 13 Conferencia Latinoamericana de Periodismo de Investigación, la reunión de la Asociación Brasileña de Periodismo Investigativo y la Conferencia Global de Periodismo de Investigación.
El año pasado, IDL-Reporteros obtuvo uno de los tres primeros galardones por su serie de investigación del fraude de empresas poderosas de la pesca en Perú. «No hay duda de que la calidad del periodismo está asegurado por estos medios», nos comentó Ruiz.
Pero en estos tiempos «hay que ser tan bueno en desarrollar el periodismo de investigación como en la gestión de la financiación», resaltó. Mientras los medios tradicionales viven una crisis imparable, tampoco en este nuevo territorio hay un modelo de negocio que seguir.
Para el periodista argentino Mariano Blejman, se trata de «diversificar la forma de generar financiación y un gran valor interactivo con el público a partir de los datos». Blejman lidera el proyecto Media Factory en América Latina para promover la creación de medios digitales rentables.
En su opinión, no es suficiente el uso de redes sociales para acercarse a las audiencias, sino que hay que buscar nuevas formas a partir de una evaluación constante de lo que mejor resulte de este experimento.
Hay tres caminos por explorar, según el periodista rumano Paul Radu, del Organized Crime and Corruption Reporting Project, que reúne varias iniciativas de periodismo de investigación de Europa oriental.
El primero es hacer un uso eficiente de las bases de datos con un alto impacto en la vida de los ciudadanos. El segundo, una fuerte conexión con las audiencias que pueden donar recursos para sostener el buen periodismo. Y el tercero es la cooperación internacional, que sigue teniendo el mayor peso de la financiación de estas iniciativas.
«Son caminos que deben andarse de manera paralela y articulada. Pero creo que la clave de todo es conectar con el público», agrega Radu.
Giannina Segnini, jefa del equipo de investigación del diario La Nación, de Costa Rica, considera que el futuro del periodismo se basa en un «trabajo real en equipo» de periodistas, ingenieros de sistemas, desarrolladores web y expertos de otras disciplinas para encontrar historias potentes detrás de datos aparentemente difíciles de entender. Segnini, también premiada en el concurso latinoamericano de este año, es la creadora del primer equipo de estas características en la región.
La periodista argentina Marina Walker, vicedirectora del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, cree que «tratar de pensar en un periodismo de investigación rentable no es posible» porque demanda una considerable inversión de tiempo y de recursos. «Es muy caro y muy lento», agrega.
Para ella, el periodismo independiente seguirá dependiendo en gran medida de la filantropía. Mientras tanto, «hay que seguir probando», apunta. El ICIJ, que reúne a reporteros de diferentes regiones del mundo y tiene sede en Washington, ha afianzado en los últimos cinco años su trabajo con periodistas de América Latina mediante un esfuerzo de colaboración.
Hace poco realizó una investigación global sobre el secretismo de los paraísos fiscales que requirió procesar 2,5 millones de archivos digitales, un volumen varias veces mayor que los de las filtraciones de Wikileaks.
Ying Chan, del Centro de Periodismo y Medios de la Universidad de Hong Kong, considera que el punto de partida es abrir la mente «y pensar diferente» para seguir informando en beneficio de la población más vulnerable.
Por ello, no cree que sea descabellado pensar en un fondo global para el periodismo, similar a otros esfuerzos internacionales para combatir enfermedades como el sida. En este caso se trataría de una fuente de financiación para fortalecer un periodismo que contribuya a hacer frente a la corrupción y fortalecer la democracia.