Por doscientos votos a favor y 174 en contra, el Parlamento ha aceptado el plan de la troika para reducir el gasto público, recortar salarios y reducir funcionarios, junto a la condonación de 100.000 millones de euros en manos privadas. Solo los partidos de izquierda han votado en contra junto a algunos diputados del PASOK y de Nueva Democracia. Otros se han abstenido igual que los ultraderechistas de LAOS que ha participado en el gobierno de unidad nacional.
El ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, al pedir el voto a favor de la Cámara, resumió la situación así: «Nadie quiere castigarnos. Quieren transferirnos su modo de pensar y son los que tienen la mayoría y el dinero».
Mientras los parlamentarios griegos discutían sobre las medidas de austeridad, en los alrededores del Parlamento se desataba una batalla campal que ha terminado con decenas de heridos, entre policías y manifestantes, y varios detenidos.
Una manifestación contra los ajustes exigidos por la troika había congregado poco antes a miles de personas en la plaza Syntagma y fue disuelta por la policía. Grupos violentos levantaron barricadas en las calles próximas y lanzaron cócteles molotov a los agentes, que respondieron con gases lacrímogenos y cargas.
Algunos testigos afirman que entre los manifestantes agredidos por las fuerzas del orden estaba el músico Mikis Theodorakis, de 86 años, cuando intentó mediar ante la policía para que los asistentes a la protesta pudieran subir las escaleras del Parlamento.
A partir de ese momento, Atenas se convirtió en un caos, con varios edificios ardiendo, dos cines, varias oficinas bancarias y un café. Además una comisaría fue atacada y un grupo de manifestantes intentó ocupar el Ayuntamiento.
Desde el interior del Parlamento, el primer ministro, hizo un inútil llamamiento a la calma y dijo que «la violencia, el vandalismo y la destrucción no tienen cabida en un país democrático y no deben ser tolerados». Según la televisión estatal, los actos violentos se han extendido a otras ciudades del país.