Decenas de miles de personas desafiaron la orden de la delegación del gobierno en Madrid, que había autorizado la conmemoración del 15M hasta las diez de la noche. En el mismo ambiente festivo y reivindicativo que el acto vivió durante la tarde, los concentrados permanecieron en la Puerta del Sol hasta bien entrada la madrugada, sin que la policía interviniera.
Sobre las cinco de la mañana, siete horas después de que expirara el plazo concedido a los concentrados, un grupo de indignados seguían sentados en la plaza sin intención de abandonarla tras instalar unos toldos bajo los que pretendían habilitar un punto de encuentro para los grupos de trabajo. La policía tenía órdenes de impedir cualquier acampada, así que los desalojó. Hubo forcejeos y dieciocho personas fueron detenidas.
El Ministerio del Interior, que había desplegado más de mil quinientos agentes solo en Madrid, ha difundido un comunicado en el que afirma que «el derecho de concentración se ha podido combinar sin que se hayan producido incidentes ni acampadas» y señala que las detenciones se han producido «por resistencia a la autoridad y desórdenes públicos». Ha sido, dice el gobierno, «una jornada tranquila».