007 o 50 años de historia de Europa

Bond, James Bond, cumple cinco décadas como personaje cinematográfico y millones de fans en todo el mundo se rinden ante el icono que, a través de 22 películas, nos ha contado la evolución de Europa en forma de cuento de espías, con hazañas increíbles y chicas deslumbrantes, siempre marcando tendencia. De la Guerra Fría a la globalización, del Bond machista al Bond más humano, todo un tratado de sociopolítica.

Fotograma de Daniel Craig como James Bond
Fotograma de Daniel Craig como James Bond / Imagen: web Skyfall

De la literatura de clase B a objeto de culto en el ciberespacio, el agente secreto del MI6 británico ha sobrevivido a todos los «malos» posibles y al paso del tiempo. Cincuenta años después del estreno de la primera película de la saga 007, Dr. No, el personaje se reinventa una vez más y cautiva a casi todos.

En una impresionante operación de marketing, que hace coincidir el aniversario con el estreno de la nueva película de Bond, Skyfall, este viernes se ha celebrado el Día Global de James Bond, con revisión de la filmografía en el MOMA de Nueva York, reposiciones en las televisiones, conferencias y toda clase de eventos sociales, desde Londres hasta Moscú o Sydney.

La casa de subastas Christie's ha vendido por 299.999 euros, el Aston Martin que Bond conducía en Quantum of solace, cien mil euros más que el precio de salida. Por 55.000 euros alguien compró el ajustado bañador que lucía Daniel Craig en Casino Royale y por 195.000 euros, el reloj Omega que el actor utiliza en Skyfall.

Son ejemplos de la bondmanía, caprichos de ricos, pero también objetos ya históricos. El agente con licencia para matar, en estos cincuenta años, ha puesto en la pantalla, sin querer, la historia de Europa por capítulos. Una concepción del mundo político en bloques, un English way of life y una visión del hombre y la mujer, que se han ido trastocando en un mundo global que lucha contra poderosos enemigos invisibles, un European way of life y una radical transformación del personaje que, al margen de los más anodinos George Lazenby y Timothy Dalton, ha ido pasando de ser el encantador machote encarnado por Sean Connery, la picardía cómica de Roger Moore, la elegante seriedad de Pierce Brosnan hasta el humanizado Daniel Craig, que sin renunciar al poderío del personaje, ahora ya sufre, se enamora y juega con los sentimientos.

Todos ellos han sido objeto de deseo de millones de mujeres (y hombres) y sus acompañantes femeninas, elevadas a la categoría de chica Bond, han ido poniendo un contrapunto que ha pasado de sexista a igualitario para acabar consiguiendo el protagonismo como encarnación posible del poder, el bien o el mal, en total rivalidad con el héroe.

Y si la ética ha ido adaptándose a los tiempos, la estética ha sido un fiel reflejo de los acontecimientos cuando no su precursora. Las mejores marcas de los objetos más impensables se han peleado siempre por aparecer en una película de 007 y se ha usado la franquicia para promocionar novedades, como hizo Ford con su último modelo Ka.

Este mes se estrena lo último de Bond, Skyfall, de nuevo con Daniel Craig como 007, con Javier Bardem como antagonista y todos los ingredientes de la saga llevados al máximo. No se descuida nada. También ayer se presentó el tema musical de la película que interpreta la cantante más admirada del momento, Adele.

Bond se lució en la apertura de los Juegos Olímpicos de Londres como parte de la historia del Reino Unido, pero forma parte del imaginario colectivo de todos los europeos que lo hemos hecho nuestro.