«No ha habido informes sobre bajas civiles. Nuestra misión aquí es proteger a la población civil y elegimos nuestros objetivos y planeamos nuestras acciones con una elevada prioridad», ha dicho el contralmirante estadounidense Gerard Hueber, desde el buque estadounidense USS Mount Whitney, que navega por el Mediterráneo. Poco después el régimen de Gadafi ha denunciado un número importante de víctimas civiles en los bombardeos aliados sobre Trípoli.
El militar estadounidense ha confirmado 175 misiones aéreas de la coalición internacional en las últimas 24 horas contra unidades mecanizadas, de artillería y emplazamientos de misiles móviles de las fuerzas libias. Sin embargo, los ataques aliados solo parecen frenar el avance del ejército durante los bombardeos para después reagruparse y continuar su ofensiva contra los rebeldes, como ha ocurrido en la ciudad de Misrata.
El régimen libio ha denunciado este jueves que las bombas de la coalición han provocado un número importante de víctimas civiles en una zona residencial de la capital y que se han dirigido incluso contra equipos de rescate que trabajaban para recuperar cadáveres y heridos, según informa la agencia libia Jana.
Al desmentido estadounidense se ha sumado el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, quien, en declaraciones a la emisora RTL, ha dicho que «lo que ocurre es todo lo contrario»y ha reiterado que «la misión es proteger a la población civil» y que «los ataques continuarán el tiempo que sea necesario». Según Juppé la operación está siendo un éxito y pone como ejemplo que se ha salvado Bengasi, donde sin la intervención internacional «el líder libio hubiera masacrado a sus oponentes».
La OTAN despliega sus fuerzas en el Mediterráneo
Juppé ha insistido en que la OTAN debe tener un importante papel técnico de planificación y dirección de la misión, pero no político. El control de la operación se tratará el próximo martes en una reunión de ministros de Exteriores de los países participantes con representantes de la Liga Árabe y la Unión Africana.
La Alianza Atlántica ha comenzado el despliegue naval en el Mediterráneo y tiene ya seis barcos posicionados en el Mediterráneo, mientras los aviones Awacs sobrevuelan la zona en labores de vigilancia. Otros siete países apoyarán con medios navales y aéreos la operación, entre ellos Turquía, que en este contexto de la OTAN, aportará cuatro fragatas, un submarino y un buque de apoyo. A pesar de su colaboración, Turquía es el principal oponente, además de Francia, a que la OTAN tome el control de la intervención, que podría causar víctimas civiles.